sábado, 10 de noviembre de 2012

Hamburguesas rojas

La historia empieza por la necesidad de tener algo congelado para comer cuando no hubiera ganas o tiempo. Sigue con una reciente fijación con la remolacha y unos porotos aduki que reclamaban un poco de ingenio (aunque creo que quedan bien con todo porque son excelentes, dulces o salados). Así nacieron estas bellas hamburguesas. En la foto parecen de carne cruda, pero en vivo tienen el bonito color de la remolacha. Y nutricionalmente son super correctas: tienen un cereal, una legumbre y un vegetalito. Mejor imposible.

Entonces:
1 puñado de arroz integral.
1 remolacha grande o varias chiquitas.
2 puñados de adukis.

Las cantidades obviamente pueden ser otras depende de cuánto queramos guardar. Las proporciones las manejé en la creencia de que era la pasta de aduki la que iba a hacer que todo se sostuviera (la remolacha no es muy aglutinante) pero seguro que también podría ser diferente.
Primero cocinamos todo. Fui incapaz de cocinar todo junto, lo que me hubiera resultado genial, pero no estoy tan ducha en el tiempo de cocción de los porots. Sí lo hice con la remolacha y el arroz para que ya se fuera tiñendo y tomando sabor pero no es para nada imprescindible. Una vez que todo está cocido, sobre todo que los porotos y el arroz están BIEN cocidos, dejamos enfriar un poco y procesamos. Esto es fundamental porque es lo que va a hacer que se haga pasta. Si les gusta otra textura se puede procesar la mitad de la preparación y dejar algunos granos y porotos enteros. De todos modos aunque procesemos todo siempre algo queda.
Moldeamos la pasta, hacemos bolitas (acá la presión es fundamental) y después aplastamos en forma de hamburguesa.
Listo. Se come en el momento o se congela para el futuro.
Y así queda la pileta después de escurrir las remolachas. Psicosis.

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