Tengo una debilidad por la comida paraguaya. Y extraño un poco vivir cerca de una iglesia que para cada festividad se rodeaba de una increíble feria de estas cosas.
Así todo, nunca había conocido los bollos de mandioca. O nunca los hicieron o siempre lo ignoré porque la receta tradicional lleva carne pero cuando me crucé con la receta me fue IMPRESCINDIBLE adaptarlos a mi estilo de vida. La masa, que es lo fundamental, es la misma; sólo cambié el relleno que evidentemente podría haber sido de cualquier cosa (imagino que incluso rellenos dulces). Pero lo que vale para el guiso vale para los rellenos (especialmente de domingo al mediodía): lleva lo que hay. Con estas cantidades comen uno y medio (era para mí y sobró algo).
Para la masa
- Mandioca:1/4 kilo
- Harina de maíz: 1/3 de taza
- Harina de trigo integral: 1/4 de taza
- Margarina: una cucharadita
- Sal, pimienta.
Para el relleno:
- Espinaca (usé congelada por mí misma, ya cocida) un puñado.
- Ricota: dos cucharadas.
- Cebolla: media.
- Sal, pimienta, nuez moscada.
Ahora sí: el ensamble.
Estiramos la masa con palote y dedos. No tiene que quedar muy finita, calculen unos 2mm. Cortamos como si hiciéramos empanadas y seguimos así: circulito, relleno, circulito, relleno. Cubrimos con u segundo disco de masa y apretamos. No se puede repulgar como una empanada, pero enseguida los bordes se unen porque la masa es muy muy fresca.
Debo aclarar: conocí esta receta si ver un verdadero bollo de mandioca jamás, así que el ensamble es lo que salió. Como se llamaban bollos empujé los bordecitos cerrados hacia arriba, para que tuvieran una forma acorde al nombre, pero se pueden dejar con forma de empanada tranquilamente.
Nada más: al horno a dorar y a comer.
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